LOS REYES DE LA CUMBIA CHORRERANA
Hablar de Cumbia Chorrerana es hablar de Ñato Califa y Chía, quienes fueron los máximos precursores de este género; y es que el amor, la dedicación y esa pasión por llevar nuestra alegre cumbia a donde pudieran los llevó a convertirse en grandes íconos no sólo del folklor chorrerano, sino también de la música típica nacional.
A lo largo de su carrera, nunca ocuparon el sitial que se merecían, sólo una vez los llamó Discos Tamayo para grabar un disco de larga duración y no le sacaron mayor beneficio pues se les pagó como una noche de cumbia. El mayor temor de estos íconos de la cumbia y para todos los miembros de su conjunto siempre fue el que la misma se perdiera pues ellos en cada entrevista que se les hacía, lamentaban que ningún empresario se interesó en ayudarlos a grabar discos con su música, incluso del producido por Tamayo no les quedó ningún ejemplar.
Por su admirable labor en aras de nuestra música típica, “Ñato Califa” fue declarado hijo meritorio del distrito de La Chorrera en 1983 y para el año de 1987 fue abanderado de las festividades del 12 de septiembre en La Chorrera. En conjunto, tanto Chía como Ñato Califa, recibieron en vida algunos reconocimientos de parte de autoridades de su pueblo La Chorrera, pocos para el gran legado para el folklore panameño por el que trabajaron. Entre ellos nombrados como hijos meritorios del Distrito de La Chorrera y para las festividades del 28 de noviembre de 1998 fueron designados abanderados de esta importante festividad en La Chorrera. Fue Ñato Califa, Chía y su conjunto quienes popularizaron nuestra Cumbia Chorrerana la cual llevaban a cada fiesta o feria donde le solicitaban y precisamente camino a cumplir uno de estos compromisos en la Feria de la Naranja, cuando la tarde del 13 de enero de 2006 un trágico accidente de tránsito cobra la vida de estos exitosos músicos.
Su perseverancia y amor por nuestra amada Cumbia Chorrerana, fue lo que inspiró a un grupo de chorreranos a formar la Asociación Folklórica Chorreranos Unidos que la Cumbia no Pare (AFOLCHOCUMPA), pues al morir aquel sentir de Ñato y su conjunto, reflejado en una de sus tan gustadas cumbias que dice: “Ay señores, qué será de nuestra cumbia, lloraremos de día y noche con tristeza y amargura, llorar, llorar mientras se pueda llorar nuestra cumbia chorrerana”; podría cumplirse, nuestra cumbia corría el riesgo de perderse pues en aquella tragedia también fallece Carlos Anibal Isaac Tejada, quien sería el sucesor de Ñato Califa.; junto a ellos murieron también Miguel Angel Aguirre, Luis Antonio Badillo Palma, Mauricio Lasso, Sandra Sosa de Cajar, Edgar Yosimar Cajar Sosa, Xenia Justavino, Oscar Ismael Herrera Arias, Edwin “El Mocho” Flores quien resulta gravemente herido pero fallece días después producto de los fuerte golpes; todos miembros del conjunto.
Tristemente fue la muerte de estos grandes músicos la que despertó mayor interés por nuestra cumbia y con la desaparición física de sus máximos promotores aún nos queda mucho por hacer para lograr posicionar nuestra cumbia en el sitial que se merece. Familiares de “Chía” aun tocan nuestra cumbia en algunas festividades de nuestro distrito, también existen grupos de jóvenes que con mucho esfuerzo y sin el apoyo de la empresa privado o del gobierno, luchan por mantener vivo este legado que identifica a nuestro pueblo. Año tras año se honra la memoria, el esfuerzo y el trabajo de estos chorreranos que con mucho amor llevaron hasta el último de sus días nuestra cumbia a cada rincón del país; a través del Festival de la Cumbia Chorrerana con el que se busca realzar nuestro folklore chorrerano pero sobre todo nuestra Cumbia Chorrerana. Se realizan durante este festival diversos concursos con el que se les rinde homenaje a estos grandes folkloristas chorreranos, y se busca promover en la Juventud el amor por nuestra cumbia y cumplir este sueño de los que hoy conocemos como los REYES DE LA CUMBIA CHORRERANA de que… "nuestra cumbia no pare y que nuestra cumbia no muera”
Por: Kenneth A. Nuñez Herrera
AFOLCHOCUMPA
Qué la Cumbia no Pare, qué la Cumbia no muera!